Tal vez se llame Paola, Marcela o Lorena. A veces mira la hora en el reloj de la estación con repentina impaciencia, pero nunca deja de sonreír. Allí regresa día tras día, y no se cansa de esperar. A ti te espera. A ti te busca. Es hermosa y de dulce carácter. Quiere tener tres hijos. Te ha buscado de lejos vida tras vida, amándote sin encontrar el cuerpo adecuado ni la oportunidad que nadie sabe con certeza quién concede. Nadie la mira, quizás nadie la ve bajo el sol del mediodía que ilumina su sonrisa de niña y su cabellera rojiza. Al final del día siempre termina sola junto a la línea del ferrocarril. Alguien le ha dicho que tú tomarás algún día ese tren y se te ha vestido con un vestido ajustado y florido, aunque sabe tercamente que en ninguna vida has sido fiel.
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