¿Salvar al mundo de su destrucción masiva?
Mi suspiro vuela como pluma vegetal y muere
enredada en los tejidos de esta sospechosa
muchedumbre de la voluntad suicida
come y bebe sangre y carne de planeta
con sus vísceras humeantes yace abierto
inminente presa de los bípedos carroñeros.
Y un deseo de amor incontenible
con la insistencia me ruega del oleaje marino
“Salva al mundo”
“Salva al mundo”
y mi resaca vuelve a hundirse
entre unos pobres versos diminutos
bajo toneladas de seres humanos.
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