miércoles, 14 de septiembre de 2011

SOÑAR DESPIERTO


Todos vivimos de esperanzas. Sonreír y reír es el mayor bien de la existencia común y ciudadana. Que brille el sol, en vez de una mañana gris y helada que se arrastra por días como un rastrillo sobre la tierra, nos colma de energía y buen humor. Un ánimo cansado y pesimista nos agota al instante y lo huimos. Nadie quiere sufrir por causa de otro, y siempre decimos que hay suficiente negatividad en el mundo para seguir resaltando lo malo. Buscamos lo liviano, lo alegre, lo juguetón y atractivo; buscamos el placer, el deleite y la simpatía; buscamos lo bueno, lo exuberante y lo bello. Es mejor vivir en un mundo feliz, aunque sea inventado.

Eso es soñar despierto. Y quizás el mundo humano mismo sea un intento penoso por soñar despierto. No el ensueño del crucificado que contempla desde la altura de su cruz un horizonte liberador más allá. Ni el ensueño del que duerme para despertar reposado. El humano pareciera querer el optimismo como un ensueño delirante… como la evangélica piara de cerdos endemoniados que corre hacia el abismo.

Yo soy incluso capaz de mirar la muerte con una sonrisa y una risa. Yo soy capaz de contemplar la maldad y crueldad humanas con una sonrisa comprensiva. Yo soy capaz de abrazar jubiloso todo dolor, porque en este laberinto de ensueños que es la vida, nuestro verdadero sentido es aprender a despertar, antes de despertar sin querer…

1 comentario:

  1. Hola Rodrigo:

    Te debía una visita.

    Es cierto que todos vivimos de esperanzas.
    Yo el primero, no quiero oír de otra cosa.
    A veces pienso que actuando con optimismo vamos a conseguir un efecto cascada que pueda cambiar un poco este mundo.

    Excelentes tus palabras finales. Te las tomo sin permiso para una página de Facebook en la que participo. Por supuesto mencionandote.

    Un abrazo

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