lunes, 4 de diciembre de 2023

VICENTITO

 


Vicentito tiene – supongo - unos 47 años. Es un padre de familia, como yo, como tú, o, si no lo eres, como tantas personas. Tiene una hija de un año y medio; él la ama más que a sí mismo, yo me doy cuenta. La pequeñita no lo ama sólo porque todavía es demasiado pequeñita para cumplir satisfactoriamente con el buen concepto de amor, pero sonríe, sonríe, y ríe también a carcajadas, con las gracias que Vicentito continuamente le inventa. Juanita es su esposa, fiel y abnegada como la mejor de las mujeres y de las madres… Así los veo yo, cuando los visito ocasionalmente un domingo, o en una fiesta de cumpleaños... ¡No!... Es verdad que los puedo revivir como si fuese hoy, pero han pasado ya varios años desde que presenciaba esto, precisamente así. Se pueden decir tantas cosas de la vida… ¿Por qué cuando suspiramos inesperadamente siempre buscamos alguna sentencia, alguna enseñanza universal acerca de la existencia humana?... ¿Qué puedo decirte, Vicentito, después de 7 años desde que sufriste ese accidente automovilístico que te mantiene en cama sin la mitad de tu cerebro, contemplando inmóvil y rígido lo que te queda de esta vida?... ¿Lo presentiste, lo buscaste, o el misterio de la existencia guarda con siete llaves el secreto doloroso que sólo ustedes comparten?...


domingo, 3 de diciembre de 2023

El Circuito del Arte

 



Poetas, escritores todos,

artistas desconocidos

consumados

quieren inyectarse en la yugular

éxito,

ediciones que suban

como depósitos bancarios;

reconocimiento

seguidores

premios, harto dinero,

mujeres y hombres deslumbrantes,

viajes, propiedades,

sexo, algarabía mediática, alcohol,

el Nobel,

palabras,

más palabras,

buenas

malas

bellas

estereotipos

palabras,

que no se agoten,

necesariamente

tasadas en dólares.

 

No me muestren los dientes

no me gruñan,

quédenselo todo,

de verdad

yo no lo quiero.


domingo, 26 de noviembre de 2023

Espiral

 

 



Espiral azul irradiante

pare al alba gota de rocío;

a su lado,

un millón de años,

una humanidad ha existido

sin conocer todavía

una gota de rocío.

sábado, 18 de noviembre de 2023

La Hora de la Humanidad

 

 

 

Si existe un Dios Justo,

el Juicio Final está cerca.

Si no existe Dios,

no habrá Juicio Final,

sí Apocalipsis.


jueves, 9 de noviembre de 2023

Una Experiencia Repugnante (Cap. 5 de Historias de un Individuo Imposible)

 


  

Desde niño me llenaron la cabeza de MIERDA; aunque ésta sea una metáfora desagradable, sé que funcionará para hacerme entender. Cuando digo mierda, lamentable quiero decir TODO. Advierto que no es en absoluto mi intención herir la sensibilidad de nadie. Tampoco estoy culpando a nadie, ni me siento profundamente resentido ni dolido. Es muy raro que uno no use la palabra mierda con una carga de rabia, con una intensa carga emocional negativa, de desprecio, asco, ofensa, violencia, etc. Yo carezco de carga emocional negativa, aunque la utilizo también y la reconozco en mi biografía y aquí para representar las infiltraciones negativas dentro de mi sensibilidad personal, y su gravedad en general, en buena parte de mi vida previa… ¡Claro que podría haber utilizado otra palabra!... Creo que la uso aquí sobre todo para destacar la dificultad y el desagrado – metafóricamente asco - que me causa no poder sacarme de adentro más fácilmente esto (mierda, desecho, residuo conceptual y mental) que todavía me hace tanto daño, que me condiciona, que me embadurna inaguantablemente por dentro y por fuera. ¿Cómo podrían mis semejantes haberme ofrecido y dado algo que no fuese mierda, si ellos mismos tenían y tienen la cabeza llena de mierda?... ¡Está bien, maticemos!, hay muchos tipos de mierda... Incluso se da la paradoja frecuente de que hay mierda que no es mierda, o sólo mierda. Veamos esto de la paradoja tan frecuente. Si alguien me lee ahora, dirá con seguridad: “Yo no tengo la cabeza llena de mierda”... ¡Sí!, pero también hay personas que dicen de un pastel: “¡Esto es una mierda!”, y otras, respecto del mismo: “¡Esto es una exquisitez!”… Una de las grandes preguntas que se deriva de esta situación universal de la experiencia humana ha sido siempre histórica y filosóficamente: ¿Ese pastel es realmente algo como una exquisitez, una mierda, u otra cosa?... Es más, estoy cierto de lo que llamo la mierda infiltrada dentro de mi cabeza para casi todos los seres humanos sería otra cosa que mierda, incluso mucho les parecería un rico pastel. Demos un claro y decisivo ejemplo para que comience a visualizarse de qué hablo… La Educación. En todo el Mundo, en todas las culturas, en todos los tiempos, la educación (la formal y la informal) ha sido un eje central de toda sociedad humana. Sin educación, sin transmisión de conocimientos y experiencias, la Humanidad no habría sobrevivido hasta el día de hoy, ni tampoco habría logrado lo que ha logrado – usted, lector, entienda aquí según su criterio: pastel o mierda, u otra cosa -. Recuerde que si usted mira hacia la luna y considera que ya ha habido seres humanos saltando en ella, o piensa en un Mars Rover desplazándose sobre la superficie de Marte, se henchirá de orgullo humano, de esta civilización-pastel, y de todo lo demás que hemos llegado a desarrollar en nuestro “beneficio”. En cambio, si nos encontrásemos en el año 2043 con un planeta Tierra devastado por la destrucción nuclear y otras calamidades antropogénicas, esos humanos tendrán que reconocer que la nuestra ha sido una civilización-mierda.[1] [Ejemplifiquemos sólo de pasada: el hecho de que Einstein, y sus epígonos físicos, no hayan reconocido e incorporado la dimensión humana (bio-psico-física)[2] en sus teorías físico-matemáticas reduccionistas de la realidad, convierte su Teoría de la Relatividad, sin restarle sus méritos ciertos, también en una teoría de mierda. Es más, toda la Física y las Ciencias modernas adolecen de la misma falencia y, a fortiori, falsedad, al excluir la Dimensión Humana, en tanto dimensión universal, en paralelo a las dimensiones espacio-tiempo, multiverso, cuántica, hiperespacio, etc., no sólo de su modelo de realidad, sino de sus propios condicionantes – actualmente ignorados - para la actividad y área (sistema) de conocimiento de las Ciencias.[3]]

Bien, con la Educación obviamente nos encontramos con un conjunto de saberes transmitidos intencionalmente para beneficio de quienes los reciben y que se inoculan casi sin aceptar ninguna forma ni grado de oposición en el educado, o bien utilizando las más variadas y eficaces formas de encantamiento persuasivo (p.e., el reconocimiento social, el bienestar material).[4] Sin embargo, ya desde tempranos tiempos la Humanidad ha creado un set de conocimientos y experiencias tan numeroso y variado en sus características, condiciones y efectos, que, lo que a unos les resulta beneficioso, a otros les resulta perjudicial, como, por ejemplo, “El Arte de la Guerra”, o, en su conceptualización actual: “El Negocio de la Guerra”. Reconozco que yo también me nutrí a través de los innumerables tipos de medios culturales y educativos con la firme creencia y experiencia de estar accediendo, como un privilegiado, a la pastelería más exquisita y superior que nos ofrecía la civilización humana: las artes, las ciencias, los libros, la espiritualidad, la religión, Dios, la filosofía, la inteligencia, el conocimiento, la superación material y la autosuperación, la medicina, los valores morales, los ideales, el bien, el amor, la justicia, la humanidad, etc., etc., etc…. He dicho antes que hay muchos tipos de mierda; también podría agregar – para que se entienda mejor -, de grados, de experiencias, de parámetros, de criterios, de sentidos, etc. Se podría, y hasta debería, ampliar y profundizar en este complejísimo concepto de mierda que aquí propongo – siempre sólo metafórica y sugestivamente -, para que se comprenda cabalmente la dimensión, densidad y complejidad implícitas que posee (también en mi texto). No puedo hacerlo aquí. En cambio, hago explícito que, para mí, dicho en forma simple y banal, también hay tipos de mierdas mejores y peores. En buena medida, como meros ámbitos o áreas de la experiencia humana de civilización, todos aquellos tipos y excelencias que nombré más arriba siguen siendo para mí todavía las mejores mierdas humanas. En cambio, se han convertido en una gran mierda sus contenidos, sus logros específicos, sus conocimientos particulares. O sea, la Física, como Ciencia facultativa, para mí es una mierda relativamente mejor, que la mierda específica de la teoría de la relatividad. Sí, uno puede y debe nutrirse de mierda para funcionar concordantemente en un mundo de mierda, en el cual funciona bastante bien la mierda, pero no la crema… ¡Esto es una trampa, un engaño, una falacia, porque nadie te advierte en esta sociedad humana que TODO te está como hipnotizando para comer heces, pero lo experimentas enteramente pastel!...[5] ¿Cómo podría uno, tratando de huir de la ilusión de mierda,  encontrar un punto que no sea otro mero punto de mierda desde donde contemplar separadamente TODO?... ¡No lo sé!... Pero, al menos, es un hecho indesmentible para mí que estoy viendo feca donde antes veía pastel, y estoy experimentando, viviendo esta otra mierda separada que se siente mejor en todo sentido que toda esa otra mierda, aunque no sea del todo diferente. ¡Eso ya es, al menos, un avance entre mierda y mierda!... Tal vez TODO no sea más que una escala de mierda al infinito, en la cual uno sólo puede subir o bajar de una grada de mierda, a otra grada de mierda. [Es desagradable, ¿verdad?, que repita tanto la palabra mierda, sinónimos y derivados. Bueno, así precisamente me sé - aunque no siento -, y por eso mismo la repito por todas partes.] Intercalo aquí otro exabrupto y ejemplo significativo de algo central en el conocimiento de mierda actual: las Ciencias… ¡Qué decisiva ha sido para la Humanidad, también para mí, su presencia imperial, imperialista, que todavía crece y crece, en desmedro de los demás saberes y cosmovisiones!... Una pobre y hedionda Ciencia que teoriza sólo con ayuda de la razón humana, infantil, vérmica, sicótica; una pobre y pegajosa Ciencia que se atiene a una realidad sólo encuadrable dentro de los sentidos; una pobre y arrogante Ciencia que se ha representado y le ha metido el guante sólo con Matemáticas a un minúsculo entorno material (un Universo con un tamaño de sólo 93.000 millones de años luz) que debiera ser experimentado en relación con la infinitud incalculable, indeterminada, de realidades, modos de ser y dimensiones, a los que tenemos acceso fáctico y también posible; una pobre y delirante Ciencia que se absolutiza a sí misma como Verdad y Sucesora de Dios (Supremo)… ¡Qué aborrecible ceguera de las Ciencias, y, como causa de las Ciencias, la penosa y limitada condición humana, incapaz hasta ahora de reconocer por dónde va su increíble y desaprovechada propia grandeza!... La persona humana es un cruce interdimensional, un agujero de gusano multidimensional, incalculablemente multidimensional, la demostración más completa e inmediata del Multiverso físico y no-físico, la sobre-superación de toda Física y de toda Ciencia y de toda forma de conocimiento hasta ahora conocidas; el asombro y el milagro llevado al summum, pero experimentado desde una conciencia y una autoconciencia espontáneas tan limitadas del fenómeno, del potencial, de la complejidad de sus realidades imbricadas, de su verdadera condición natural, que le ha sido conferida de modo tan fácil, tan gratuitamente dado, tan integrado, tan unificado en su rareza y multiplicidad, que no alcanza a reconocerlo, que no alcanza a darse cuenta - ¡pobre miope! -, aunque está totalmente inmerso en esa experiencia multiversal[6], pues sólo se ha atenido a la utilización de los sentidos; a una racionalidad servil de los sentidos y la materia; a una prolongación y extensión (material-tecnológica-computacional) de los sentidos y la corporalidad física; a una emocionalidad absorbente tan básica y animal, que apenas nos diferencia de los lagartos; a un desarrollo de la mente, de la conciencia y del cerebro que apenas se asemeja al resplandor de un fósforo que pronto se apaga, habiendo podido brillar desde hace miles de años como soles hasta ahora desconocidos…

Sin embargo, no soy tan mal agradecido, tan absurdo, tan desarraigado de la experiencia de realidad que me ha acompañado toda mi vida a mí, y a todos los seres humanos desde el principio de nuestra especie, como podría colegirse de lo dicho hasta aquí. La experiencia directa de la Naturaleza, el conocimiento y desenvolvimiento humano en sociedades y en el entorno natural y físico del Universo asumido, los procesos cognitivos y sus producciones, las realizaciones materiales, la educación y las enseñanzas de todo tipo, no pueden ser calificados tan burda y exageradamente como desecho, mierda. En buena medida crecí, me desarrollé hasta donde he llegado hoy (lo mejor de mí) gracias a esos saberes, a esos maestros, aunque haya tenido que ser un proceso dialéctico, de amor y odio, de leche y veneno, para sólo así serme entonces positivo, el cual ahora denuesto y trato de exorcizar. Sólo donde me encuentro hoy, en el Borde de la Realidad, en esta condición de singularidad, los contenidos humanos aprendidos o disponibles son para mí, sólo para mí, una mierda, más que cualquier otra cosa. Incluso pido perdón por todo esto, pero realmente en mi experiencia actual de realidad es ASÍ. Seguramente algo, seguramente sólo un poco, muy poquito de tu experiencia, mi lector, se asemeja o te resuena familiar y tuya en esta mi visión extrema de la producción omnipresente del excremento humano, que a mí y a ti nos empantana y nos hunde asfixiantemente, o dulcemente, en contra de nuestra irrenunciable, profunda e incomprensible necesidad de trascender, de evolucionar hacia un punto ápex trascendental desconocido, el Gran Agujero de Gusano hacia una realidad aún no conocida, que exige irresistiblemente de nosotros la capacidad de irnos desprendiendo de TODO, transformándonos integradora y vertiginosamente en algo más y superior respecto de nosotros mismos y de TODO, contenidos por la misteriosa paciencia y gradualidad que demuestra un Universo de unos 30.000 millones de años hacia atrás, y probablemente de otros tantos hacia adelante.[7] Seamos pacientes, también vehementes, en la justa medida lo uno y lo otro, para devenir experimentando necesariamente este gran pastel y esta gran mierda, todo junto, definitivamente, al menos por ahora, a ciegas, porque no sabemos siquiera si vamos a alguna parte (inteligible), si seguiremos siquiera siendo algo semejante a lo que ahora somos, y dentro de algo semejante (Universo-multidimensionalidad), como individuos, y/o como especie.

 



[1] Hoy por hoy no nos encontramos con una situación y experiencia tan extremas, aunque también son innumerables los hechos-mierda en escala más reducida. Creo que no necesito dar ejemplos por todos conocidos, aunque todavía no por todos sufridos.

[2] Sólo la macrodimensión Psi (psiquismo) encubre incalculables otras dimensiones de realidad, a las que se accede y se interactúa, en la medida que ello es posible, a través y por medio de la mente, la conciencia, el inconciente, el yo, las diferentes facultades mentales y cognitivas, el espíritu, la energía psico-biológica, etc. Si las Ciencias modernas y la Humanidad inteligente pusiesen la atención en esto, investigasen, experimentasen con nuevas metodologías y nuevos modos epistemológicos, con sus propias facultades cognitivas reconfiguradas, todo lo que hay, e implica, en la Mente o Psiquismo humano y animal, se derrumbaría todo el conocimiento científico adquirido hasta hoy, todo su paradigma de realidad y de conocimiento, toda experiencia humana como se vive y concibe actualmente, TODO, sin excepción.

[3] Una demostración de esto se encuentra en el hecho de que las Ciencias y sus conocimientos van cambiando necesariamente con el transcurso del devenir histórico del ser humano, a causa de su experiencia y transformación colectiva y subjetiva – incluido como tal la tecnología -, pero no por un factor intrínseco (verdad, virtud, poder, creatividad, etc.) a la Ciencia misma, a la tecnología, o a cambios sustantivos de la realidad física y material. No es la Ciencia, sus nuevos conocimientos y creaciones, los que cambian la Ciencia ni la realidad, sino es el ser humano el que cambia el conocimiento relativo de la Ciencia, la Ciencia misma, y sus efectos (logros).

[4] En capítulos anteriores he narrado cómo experimenté en mi adolescencia y adultez un autoencantamiento, una especie de autohipnosis, para exaltar y desarrollar mis propias formas de conocimiento, basadas en, y referidas a, lo que ahora considero la mierda del saber humano, pero que en su momento me resultaron una especie de ascenso sobrenatural hacia la Verdad, un logro precioso para mí y hasta para la Humanidad. También yo me hice trampa y me engañé a mí mismo, sin coacción externa, tanto como con coacción externa.

[5] Los peores enmierdadores son aquellos que afirman que todo, o esto o aquello, es una ilusión de mierda, para enseguida “enchufarte” su solución de mierda, que se te propone para superar la otra ilusión de mierda que ellos tan meritoriamente ya han desenmascarado.

[6] Otras dimensiones de realidad, además del tiempo, del espacio, del (eventual) multiverso, son la dimensión de la vida biológica, el antes y el después de la vida corporal, las dimensiones asociadas a las experiencias paranormales (telepatía, ECM, Ovnis, las apariciones (entidades) personales no biológicas, la memoria kármica, premonición, etc.), la conciencia, etc.

[7] Estos u otros datos matemáticos y teóricos que manejan los cosmólogos son una mierda ilusoria, no tanto así la referencia implícita a algún tipo de un gran antes y un gran después de TODO ESTO, aunque incluso una visión de este tipo (más empírica) pueda llegar a ser también una mierda ilusoria antropogénica, y hasta una mierda extra-antropogénica (universal).


viernes, 13 de octubre de 2023

¡Qué maravilloso!

 



¡Qué maravilloso es el lugar donde yo vivo!

¡Qué maravilloso vivir para el lugar donde yo vivo!

Sin esfuerzo, no hay trabajo, no la fugacidad

del instante, del día que se debe sostener

para que la realidad asegurada, querida, asalariada,

no huya, se desmorone, falle,

la vida de realizaciones que tan duramente

había venido cobrando y pagando.

¡Qué maravilloso es el lugar donde yo vivo!...

Amando a mis seres queridos,

amando a mis humanos queridos, compadecidos,

solo

sin que me lo impida

nada.

Un lugar que sólo los que lo han vivido lo conocen,

un lugar que sueñan los hábiles soñadores,

un lugar con puertas, con ventanas

que miran a todas partes,

con techos que se fundan en los suelos, piedras, astros,

soles nuevos y los mismos cada vez.

¡Qué maravilloso para mi pobre y cansada humanidad

entregarme al único instante eterno,

al reposo del animal herido,

al todo o nada diario superado,

aunque después de tres respiros

acabe igualmente en la muerte!


miércoles, 11 de octubre de 2023

Las manos del alfarero

 


Las manos del alfarero

las manos de Dios

no siempre

son tan bellas

tan puras

tan santas

cuando crean las formas

cuando se hunden

lo mismo en la arcilla

que en la caca.

Cuando crean

viven

destruyen

a golpes de amor

esta terrible

maravillosa

creatura de Dios.


lunes, 9 de octubre de 2023

No es tan simple

 

 

No es tan simple

nada fácil

- ¿tengo que decírtelo?-

dar la vuelta en la esquina

y encontrarse con lo invisible

Lo Invisible.


jueves, 20 de julio de 2023

Tarde o temprano

 

 

 

Me despertaré una mañana

y ya no estaré vivo.

Una importante editorial

habrá publicado todas mis obras.

La cadena de noticias más grande del mundo se preguntará:

“¿Cómo pudimos dejar pasar sin reconocerlo en vida

al mejor escritor de la época contemporánea?”

Pero en otra realidad paralela

nada de esto habrá ocurrido.

 

 

martes, 11 de julio de 2023

La Cima (cap. 4 de Historias de un Individuo Imposible)

 

 

 

 

Es una alta hora de la noche. Desde hace rato me conmueven unos extraños sentimientos. Estoy de pie, tiritando en esta cima, aunque no siento frío. Las palmas de mis manos están tibias una contra otra, perpendicularmente contra mi boca. Nunca había visto tantas estrellas sobre mí. Nunca había visto tan inquietantemente negro el cielo sobre mí. Pero ahora mi vista se mueve pendularmente por abajo, tan abajo y lejos, que diviso las luces titilantes, amarillentas, de todas las ciudades, de todos los países, de todas las regiones, de todos los continentes de este mundo, alrededor de mí. Es una visión tan extraña, tan distinta de lo que allá abajo cualquiera experimenta y percibe de sí, como cuando se escudriñan entre sí dos universos paralelos. Si lo pienso, es imposible, pero yo lo estoy viendo. Eso cuenta. Mientras mi visión deambula por las diferentes geografías y relieves luminosos, expresivamente humanos, entre inmensas masas y paños de oscuridad oceánica y terrena, según me encuentre con cada punto de luz, con cada racimo de luces y resplandores, un sentimiento propio, diferente y nuevo me conmueve. ¡Qué solo me encuentro, y qué difícil ha sido llegar hasta aquí!... Entonces, se me aparecen pensamientos, como si se desgranasen desde todas las rosas de los vientos por el impacto de esta visión.

¿Qué se le debe decir, qué se le debe enseñar, qué cosa nueva, todavía no dicha, trascendental, se le debe revelar a la Humanidad[1] actual y futura? ¿Yo mismo soy portador de alguna obligación personal para con la Humanidad?... ¿Hay alguna cima tan alta, aunque no sea la más alta posible, desde donde se puedan contemplar conjunta y verdaderamente todas las cimas construidas y los valles más siniestros de esta Humanidad? Porque una de las más graves deficiencias de esta especie humana es la incapacidad colectiva e individual de contemplarse a sí misma y a su entorno de realidad, con decidida lucidez, por encima, abarcándolo todo, sin identificarse con nada particular, como si se estuviese armónicamente adentro y afuera al mismo tiempo, “más allá del bien y del mal”, pero también conviviendo con el bien y el mal. Porque una todavía más grave deficiencia de esta especie humana es su propia naturaleza y su pandemia colectiva e individual, material, biológica, sicológica, cognitiva, espiritual, moral, total,  de persuadirse a sí mismos y a los demás de que ya se ha alcanzado, al menos, el reconocimiento del verdadero camino (progresivo) hacia la precisa cima máxima y suprema de TODO, sin excepción, por una especie de continua autorrevelación científica, o, en la vertiente religiosa, sin que haya nada por encima de su “verdad”, hacia Dios, puesto que hasta Dios se supone que no puede revelar nada nuevo que contradiga y refute violentamente la “verdad” que ya reveló a sus “elegidos”, y a la Humanidad. Para esta Humanidad es todo sencillo, desbordante de recursos, como un simplemente dejarse llevar por la corriente de los avances del quehacer colectivo, o un dejarse envolver, amortajar, por este cómodo y excitante estado de cosas.

No vislumbro, y hasta donde alcanzo a colegir hoy, no sé, que haya alguna forma, alguna facultad humana, alguna posibilidad humana de alcanzar, o siquiera de ir avanzando, hacia una cima de TODO, en ningún sentido.[2]¿Qué es, entonces, el estar yo aquí?...

Yo no puedo asegurar que esto mío no sea una ilusión más de la delirancia omnímoda humana, y de la ilusión no menos delirante que nos impone el entorno físico universal. Pero estoy aquí con seguridad en la cima de todos los delirios humanos, conteniéndolos a todos juntos, aceptándolos a todos juntos, con un amor paciente, pero, honestamente, sin saber qué hacer… ¡No!... ¡No!... ¡Sí reconozco que estoy delirando!... Es necesario que yo llegue a ser borrado, olvidado, desechado, superado, como le es connatural a toda forma encarnada, succionada absolutamente dentro del torbellino conciencia, tiempo y espacio, incluso a la forma de un Dios, incluso a la forma real de este Universo. El hecho de que yo esté de pie en esta cumbre no es prueba de ningún sentido, de ningún valor, de ninguna certeza, de nada. Sin duda, ésta es una cumbre suprema mirando hacia abajo, pero al mismo tiempo es el momento crucial en que el ahogado todavía alcanza a sacar por un instante su boca a la superficie, e inspira su último sorbo de aire y agua. Pienso ahora mismo tan grande, tan colosalmente humano, como para aspirar a una verdad, aunque sólo sea la más insignificante y humilde, en tanto pienso tan erráticamente como cualquier desquiciado demente. ¡Yo existo!... Esta es la prueba del loco de que aún existo inevitablemente. Pero, aun así, ¿y si ya estoy muerto, y sólo soy un texto que habla cuando soy leído?... Todo es tanto más de cuanto se nos aparece. ¡Qué corta de luces es la conciencia humana! ¿Se puede ir más lejos en mis pretensiones de enseñar cualquier cosa relevante a esta Humanidad, si no soy representativo de nadie, por más que pueda ponerme suficientemente bien en los zapatos de cada individuo real, si nadie puede siquiera inferir qué me pasa para que me haya transformado en un perro solitario, extemporáneo, escéptico, descalzo?... Debo tratar de convencerme de cualquier cosa u opción, pero pensando, y, sobre todo, girando, girando, como un proceso local más propio de este punto apical. ¿Podría enseñarles algo que no margine a nadie, algo para todos, sin que nadie se reconozca ajeno y extraño?... ¿A cuántos de los 8 mil millones de humanos podría tocarlos?... La Humanidad no depende, en ningún sentido, de un solo individuo, ni de un montón de individuos, ni siquiera de un solo Dios. Busquen dentro de la Historia. ¡Nadie!... Estamos donde estamos y como estamos sin que ningún ser humano nos haya enseñado nada particular para ponernos aquí. Más parece depender de un destino, de un designio constrictor, omnipotente respecto de nosotros, de un Algo desnudo, pero todavía secreto… que de algún conocimiento o enseñanza, revelada o revelable. El acontecer es la verdadera revelación y la verdadera enseñanza para nuestra Humanidad, la cual no por caminar en dos patas, y no cuatro o más, se diferencia sustantivamente de cualquier artrópodo. Aunque el acontecer y el suceder sean otra gigantesca ilusión, nos contiene, como el Universo inabarcable contiene nuestro mundo azul, flotando. ¿Y cuánto más hace con nosotros?... ¡Quién sabe! Es al acontecer hacia quien nosotros debemos abrirle un nuevo camino interior, todas nuestras capacidades disponibles, nuestras fantasías transformativas más delirantes, nuestro infantil discipulado, cima sobre cima, desde la presente visible, hacia la siguiente invisible e inexistente. También nosotros podemos llegar a ser más y más acontecimiento y suceso. Yo he alcanzado aquí la cima de la materialización simbólica. Aquí los símbolos humanos más altos, más conmovedores de la creación humana ocurren, se encarnan en cosas, juegan a voluntad con las leyes de la naturaleza, sueñan y ocurren, piensan y saben, levitan, se desdoblan, se unifican, hacen milagros, aprenden de otra manera. Aquí las cosas materiales, los fenómenos, un amanecer contemplado con luna nueva, el vaso que se resbala de las manos y se quiebra, la ciencia de los números, una mariposa que se posa en el dorso de tu mano, se transforman ante todo en símbolos, en metáforas vibrantes, en pura sincronía desbordante de universos paralelos, que necesitan hablar y ocurrir de una forma nueva, superior. Aquí acontece transfiguración. Pero mensaje, enseñanza, no hay, ni para mí, ni para ustedes. Lo que realmente la Humanidad debe saber, debe aprender, solamente debe vivirlo. Yo tampoco necesito anticipar futuro, aunque en alguna medida eso ya lo sé, porque desde aquí veo más, algo más.



[1] Entiéndase como quiera Humanidad, ya sea como una especie natural, un concepto antropológico, religioso, filosófico, una constatación histórica, una acumulación fáctica de individuos que se reconocen entre sí más parecidos respecto de cualquier otro ser vivo en este mundo, etc.

[2] En publicaciones anteriores he justificado y explicado por qué sostengo esta visión.