lunes, 4 de diciembre de 2023

VICENTITO

 


Vicentito tiene – supongo - unos 47 años. Es un padre de familia, como yo, como tú, o, si no lo eres, como tantas personas. Tiene una hija de un año y medio; él la ama más que a sí mismo, yo me doy cuenta. La pequeñita no lo ama sólo porque todavía es demasiado pequeñita para cumplir satisfactoriamente con el buen concepto de amor, pero sonríe, sonríe, y ríe también a carcajadas, con las gracias que Vicentito continuamente le inventa. Juanita es su esposa, fiel y abnegada como la mejor de las mujeres y de las madres… Así los veo yo, cuando los visito ocasionalmente un domingo, o en una fiesta de cumpleaños... ¡No!... Es verdad que los puedo revivir como si fuese hoy, pero han pasado ya varios años desde que presenciaba esto, precisamente así. Se pueden decir tantas cosas de la vida… ¿Por qué cuando suspiramos inesperadamente siempre buscamos alguna sentencia, alguna enseñanza universal acerca de la existencia humana?... ¿Qué puedo decirte, Vicentito, después de 7 años desde que sufriste ese accidente automovilístico que te mantiene en cama sin la mitad de tu cerebro, contemplando inmóvil y rígido lo que te queda de esta vida?... ¿Lo presentiste, lo buscaste, o el misterio de la existencia guarda con siete llaves el secreto doloroso que sólo ustedes comparten?...


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