domingo, 18 de mayo de 2025

Educación e Historia


Los niños de todo el Mundo son torturados silenciosa, sistemáticamente y sin pausa desde corta edad, y durante toda su infancia, y más allá también, durante su juventud. Sólo la perversión total e integral de la Humanidad, como civilización y como especie, puede explicar la falta casi absoluta de conciencia colectiva e individual acerca de esto. Si volviesen a encarnar entre nosotros un Cristo o un Buda, tendrían que poner mucha atención, denuncia y rechazo sobre la condición exquisitamente torturada de nuestros niños y jóvenes—al menos deberían, si quisieran ser más consistentes que la vez anterior—. La tortura sicológica y también, en parte, física, a la que son sometidos durante este largo período de vida sensible y decisiva, es semejante a la continua gota de agua sobre la cabeza, durante más de veinte años—en el peor de los casos—. Aquí voy a poner mi mirada sólo en una de esas tantas modalidades de tortura existencial: la educación. Así la llamamos elegante e incuestionablemente: EDUCACIÓN. Y, sin ingresar en esta ocasión al laberinto de la compleja trama que implica en toda su amplitud y variedad ese concepto, voy a mencionar como botón de muestra sólo un puntito, particular, especializado, pero no menos dramático que su conjunto temático. La Historia.

¿Qué es eso de Historia?... ¿Hechos, conocimiento del pasado, información, comprensión generativa de nuestro propio presente, registro y definición de nuestra identidad individual y colectiva, reconocimiento de los errores del pasado, referente transformativo, verdad?... ¡Sólo en la superficie, sólo en apariencia, sólo una justificación suficiente!... ¡No! La Historia es ante todo y encubiertamente manipulación social y sicológica interesada, falsificación o deformación del pasado, propaganda de los vencedores, de los que controlan el poder y la información, publicidad engañosa, programación neurolingüística, apariencia persuasiva de verdad, reafirmación y reforzamiento del establishment, ficción de realidad—única, indudable, o, por lo menos, probable—.[1]

Esto es lo que se les enseña a los niños y a los jóvenes en todo el Mundo. Digo mal. Se les obliga a memorizar, a repetir al pie de la letra, a sufrir sin sentido vital y profundo, a informarse y “aprender”, como si eso y así los convirtiese en personas, y mejores personas. Yo, al menos, disfrutaría junto con mis niños del Mundo si toda esa historia se les redujese a narraciones literarias, a ficciones lúdicas tan atractiva y disparatadamente contadas como Caperucita Roja, Los Tres Cerditos, o Blanca Nieves y los Siete Enanitos. Esto de Educación y de Historia es pura programación mental, social y existencial por medio de tortura infantil y juvenil que carece de otra utilidad que esclavizar integralmente a los humanos germinales para un mañana asegurado de sumisión a una Humanidad delirante.

La Educación e Historia sabias de una Humanidad que por ahora sólo ensueña en sueños infantiles de adulto no se encuentra todavía registrada en ningún espermatozoide ni en ningún óvulo informados en exámenes de laboratorio.



[1] Son muchos los autores que han denunciado estas lacras encubiertas de la Historia oficial. 1. Michel Foucault (Vigilar y castigar, La arqueología del saber, Microfísica del poder). Foucault sostiene que el conocimiento y la verdad son construcciones ligadas al poder. La Historia, en su análisis, no es objetiva, sino una narrativa producida por instituciones que ejercen control (como la escuela, el Estado, la medicina, etc.). 2. Walter Benjamin (Tesis sobre la filosofía de la historia). Benjamin afirma que "todo documento de cultura es al mismo tiempo un documento de barbarie", y que la historia oficial es la historia de los vencedores. Propone una mirada mesiánica y crítica del tiempo histórico, desde el punto de vista de los oprimidos. 3. Howard Zinn (La otra historia de los Estados Unidos). Zinn reinterpreta la historia desde la perspectiva de los excluidos y oprimidos, desafiando la narrativa tradicional, que él ve como una forma de encubrimiento ideológico y justificación del poder establecido. 4. Noam Chomsky (Los guardianes de la libertad (con Edward S. Herman)). Chomsky argumenta que la información (incluida la historia) es controlada y manipulada por élites para mantener la hegemonía ideológica. 5. Jean Baudrillard (La simulación y el simulacro). Su idea de la realidad como hiperrealidad —una simulación creada por medios y estructuras de poder— puede aplicarse a cómo se construye una historia "oficial" persuasiva pero ficticia. 6. George Orwell (1984). Su célebre frase “quien controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado” refleja la idea de la historia como manipulación interesada. 7. Theodor Adorno y Max Horkheimer (Dialéctica de la Ilustración). Críticos de la cultura de masas, analizan cómo los sistemas ideológicos y educativos imponen una visión deformada del mundo y la historia, útil al mantenimiento del orden capitalista. 8. Nietzsche (Sobre la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida). Nietzsche ya advertía que la historia puede ser usada como herramienta para la conservación del statu quo, y proponía una historia crítica que sirviera a la vida y no al poder. 9. Pierre Bourdieu (La reproducción, La distinción). Bourdieu analiza cómo se reproduce el poder simbólicamente, incluso en los relatos históricos. 10. Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina, Memoria del fuego). Narrador e historiador comprometido, denuncia la versión oficial de la historia como instrumento de dominación colonial y neocolonial. 11. Erich Fromm (El miedo a la libertad, La anatomía de la destructividad humana). Fromm analiza cómo las estructuras sociales manipulan emocional y psicológicamente a las masas para mantener el orden establecido. Habla de la "libertad" como algo que puede generar angustia, y cómo se buscan refugios en ideologías autoritarias que falsifican la historia y los valores.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario