sábado, 31 de mayo de 2025

Instinto Sexual

 

 

 

De niño púber sentía una incómoda vergüenza al observar a dos perros copular. Me ofendían las burlas de las personas. Yo me avergonzaba de mirar. Entonces, no existía de ninguna manera en mi entorno la pornografía. “Instinto sexual”, decía con afectación, mostrando sus dientes, mi profesor de Biología. Yo lo observaba, me molestaba su bigote oscuro e hirsuto encaramado con orgullo por encima de su labio superior, cuando sonreía maliciosamente. Nada me decía esa frase, lo mismo que ahora. Hoy, cuando veo a dos seres humanos teniendo sexo, no puedo dejar de recordar a esos perros copulando. A veces, siento vergüenza ajena, a veces, la mayoría de las veces, no, si mi sangre se enciende, palpita, y siento la poesía, la belleza del erotismo sin canon, la locura de mis sensaciones buscando más, la ansiada locura, exquisita y única, perruna, hasta justo el momento de eyacular. Después, después…

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario