martes, 20 de mayo de 2025

Yo Caminaba bajo la Lluvia

 


 

 

Yo caminaba bajo la lluvia, con las manos en los bolsillos. Observaba el frío en mis pies, la disimulada tristeza de cada paso mío. Yo no quería estar triste, pero el Mundo estaba triste. Cada exhalación de mi boca entreabierta resoplaba rítmicamente, coordinada con mi paso decidido, una nubecilla de vapor grisáceo. Frío y tristeza eran míos. La calle silenciosa, irreductible, apretada, se consolidaba en edificios altos, teñidos con sedosidad hacia abajo de una nostalgia líquida de un atardecer murmurante, vuelta hacia el interior de miles de cuencas rectangulares y vacías, apenas titilantes como recuerdos por el rabillo del ojo, por el reflejo tembloroso y febril de luminarias dobladas, taciturnas, de la calle. Nadie podía mirarme, ni yo podía mirar a nadie. A veces el Mundo, sólo a veces, se transfigura extraordinariamente y se materializa para nosotros, como si nuestra piel más sensible y nuestra carne sanguinolenta, toda la piel interior, siempre resguardada suficientemente a causa de nuestra red de minúsculos terminales nerviosos, se nos desgarrase con la naturalidad de un acontecer cotidiano, y se nos invirtiese, expuesta dolorosamente hacia el universo exterior.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario