domingo, 21 de agosto de 2011

VISIÓN HERMOSA

La escarcha blanqueaba las delgadas láminas de pedazos de zinc que unían, más que separaban, la noche gélida de agosto y el cuadrado oscuro del interior de la choza. El pequeño Rodrigo de cuatro años se movió con cuidado para no despertar a su hermanito, de dos, que dormía tiritando abrazado a su cuerpo. Sintió el éxtasis repentino de los labios de su madre sobre su frente. “Mamá…” Un hálito de amor le susurró al oído: “Duérmete mi niño, ya es muy tarde”. “Mamá, ¿qué son esas luces tan bonitas que se ven allá en los cerros después de la lluvia?” La madre se mantuvo en silencio durante unos segundos y luego respondió: “Allá viven los ángeles que todas las noches nos protegen.”… Rodrigo sintió que el sueño lo abrazaba dulcemente, y que el frío del aire se diluía en el amor del cuerpo cercano de su madre, pero alcanzó a preguntar: “¿Las mamás ángeles también dormirán con su hijos apretaditas como un nudito a su corazón?”

2 comentarios:

  1. Tierna entrada de alguien que rememora su infancia cobijado del frío del invierno al calor del amor de su madre y sus besos. Un abrazo amigo

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