Cree
cree en el parto de los horizontales soles milenarios
cree
en la tierra jugosa y negra que se aprieta entre los dedos del indio
cree
en los veloces matinales del ciudadano místico
martirologio de sus volteretas sin sentido
cree
en las torturas de los dientes despedazados de los pobres
como molinos de oro resecos de sueños rechazados.
Cree
en el mañana que se aleja cuando te vas acercando
en el chillido del violín que se destempla en una última cuerda.
Cree
en las manos laboriosas que se van quemando con la lepra del hombre
y las súplicas adormecidas en madrugadas de un mundo que se hunde
y vuelve a levantarse como cuello de ahogado.
Cree
en los niños, en el papa, en la paz, en las naciones unidas
cree
en la poderosa economía mundial, en los blancos ideales, en tu santa religión, en la soldadesca popular.
Cree, hermano cree,
de lo contrario las cosas podrían ser diferentes
y ya no quiero más
no quiero más de lo mismo.
Porque crees
sé que todo se derrumbará
en horas sólo en horas más.
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