El sol cae de perfil sobre estas palabras que no son palabras, sino garabatos de un niño analfabeto, huellas de pájaro hambriento que corre sobre el papel para picotear gusanos negros y efímeros. Los trenes también corren en carros que se persiguen a una distancia prudente. El papel del mundo se dobla con cada temblor de tierra y un punto se abre a sí mismo el vientre con cada intento de verdad. Dejemos que el sol se filtre caliente por entre las rendijas de la nimiedad y nos aliente a mirar. Solo uno mismo sabrá cuando la palabra inerte y torpe se libere de sus gramaticales cadenas y de repente sentiremos con júbilo que estamos volando entre las alas de un águila blanca y certera.
Cuando huyes volando de mí, yo soy tus alas decía otro de mis tios, leer tu arte poetica renueva mi fe
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