Alba
carne me toca el cielo de la muerte
esperma
sonora del escondrijo
enterrado
en los párpados vencidos de la muerte
agua
de río rabioso con espinas de nieve,
y
la ciudad circular cosida a mi camisa
me
odia como una novia desflorada
que
masculla en el padre nuestro mi perdón
asesino
de leñerías de hadas de canela
cuando
las ratas se reúnen para mirar solamente,
y
yo veo venir con dentaduras de tigres sonrientes
el
atajo del camino, el armamento, la sílaba tartamuda
monosílaba
del hacha de la muerte
el
cristal sangrado de la muerte
los
hijos de tu ataúd arrastrado
el
gallo desfigurado de mi medianoche
mi
resistencia pasiva a morir
como
cualquiera
debe
morir
con
aire de señor
correctamente
muerto
en
postura de muerto.
Y
qué!, voy a morir
aunque
las ruedas de una carreta pasen por encima de mí
voy
a morir,
aunque
la dignidad de la fe me ofrezca la vida eterna
voy
a morir,
aunque
tú, mi cauto lector,
te
tapes los oídos
voy
a morir!
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