jueves, 27 de septiembre de 2012

Orfeo y Eurídice




El amor mejor que todo misterio
te abrió las puertas del infierno
sin violencia
sin golpear
cedieron,
debía haber en tu melodiosa voz dolor
deseo,
en tus ojos una luz inmortal
y lágrimas,
Orfeo.

Oh Eurídice,
espiral del tiempo
dichosa música
sabedora del secreto,
espérame,
regreso
hacia la noche
de la hondura
abismante
de tu muerte.
No sé para qué,
amor,
pero vuelvo.

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