sábado, 28 de enero de 2012

El gigante ebrio



Alcé mi borbollón de conciencia hacia las estrellas
y vi, como un Platón en el fondo de su caverna interior,
sombras de fuego que después de recorrer espacio y tiempo
disparadas desde el vértigo inicial de un vómito de irrealidad
de un gigante ebrio que trastabilla y cae entre cristales rotos
y al fin se duerme y sueña una noche de verano bajo la luna
que nada sobre la superficie tersa de un lago en la forma de un cisne,
detenerse un instante supremo en mi propia noche encantada
quieta de estrellas sonrientes y mundos que nadan
como cisnes dando giros en un estanque infinito de luz
ante mí, pequeñez absoluta que sueña bajo la luna
ser un gigante ebrio.

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