Escribir… escribir… me detengo entre
pinceladas de letras y palabras que abundan en mi cerebro nervioso y palpitante…
entre significados y nebulosas que enciendo con colores y formas de contornos
vivos, zigzagueantes, que van cobrando suficiencia como buscando la inmediatez
de un sueño, y no obstante a veces quedan a medio camino despedazadas por algún
misterioso designo de mi propia mente soñolienta y juguetona; de un giro veloz
que me arranca del vuelo icárico dentro de la página blanca, con un latigazo de
existencia. Las mil y una noches de mi mente que me llevan hacia otras mil y
una noches posibles, trastabillando, tropezando en el reborde de una pendiente
demasiado empinada para una conciencia apenas animal.
A menudo soy disperso simplemente en
otros actos aún más naturales e intensos que escribir. Y en este esfuerzo por
erigirme como un menhir mental… escribo, una y otra vez escribo, apoyado en un
lenguaje tosco, filoso y sugestivo, como si en lugar de un lápiz o un teclado
muelle, mis dedos se aferrasen al filo de un cuchillo que escribe con el hilo
de mi propia sangre, pero que al final se seca y ya nadie lee en ella más que un trazo de
tinta roja y fea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario