viernes, 25 de mayo de 2012

ESCRIBIR



Escribir… escribir… me detengo entre pinceladas de letras y palabras que abundan en mi cerebro nervioso y palpitante… entre significados y nebulosas que enciendo con colores y formas de contornos vivos, zigzagueantes, que van cobrando suficiencia como buscando la inmediatez de un sueño, y no obstante a veces quedan a medio camino despedazadas por algún misterioso designo de mi propia mente soñolienta y juguetona; de un giro veloz que me arranca del vuelo icárico dentro de la página blanca, con un latigazo de existencia. Las mil y una noches de mi mente que me llevan hacia otras mil y una noches posibles, trastabillando, tropezando en el reborde de una pendiente demasiado empinada para una conciencia apenas animal.
A menudo soy disperso simplemente en otros actos aún más naturales e intensos que escribir. Y en este esfuerzo por erigirme como un menhir mental… escribo, una y otra vez escribo, apoyado en un lenguaje tosco, filoso y sugestivo, como si en lugar de un lápiz o un teclado muelle, mis dedos se aferrasen al filo de un cuchillo que escribe con el hilo de mi propia sangre, pero que al final se seca y  ya nadie lee en ella más que un trazo de tinta roja y fea.

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