Primero me dolió el cuerpo
por nada
ni las manos más bellas me
calmaron,
placeres ni ensueños fueron
remansos,
y al fin llegó el dolor
hasta mi alma.
Busqué en los libros, las
estrellas, calma
busqué en el pensamiento un
fuego santo
busqué en el tiempo inmenso
del pasado
y en el futuro cruel sin
esperanza.
Hasta que un día un sabio
me mostró
la paz sencilla de la flor en
luz
y en la tierra el desborde
del amor.
Mas cuida, dijo, de buscar… la luz,
suelta
el dolor inmenso de tu yo,
permite
que las cosas sean tú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario