Me
queda la voz cansada
el
paso lento
y
entre tus manos y las mías
un
horizonte inmenso.
Me
quedan las manzanas olorosas
de
tu huerto
y
el arrebato dulce de un amor temprano,
muertos.
Me
quedan los caminantes de la mano,
los
besos desflorados como espinas
por
el tiempo
y
en la boca nada
o
viento.
Me
quedan las mañanas
y
el silencio,
la
verdad abierta por el flanco
eterno.
Muy bueno
ResponderBorrarHola Rodrigo! Felicitaciones por el Blog, por sus contenidos y por la afirmación de valores que significa en cada una de sus entradas. Te agradezco además las cálidas palabras que dejaste en el mío. Me quedaré a repasar los sonetos y vivas reflexiones, y desde ya tienes un nuevo seguidor de la página. Un abrazo!
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