Soy el portador de una verdad despiadada
como toda verdad nueva degolladora de inmovilizados
corderos
cuando la noche a la mitad se detiene temerosa de su
propia tiniebla
e inhibida echa pie atrás para inmolarse en diluvios
de luz
como una campana contagia a otra campana con soplido
escalofriante
y los muertos evocados regresan inquietos a contemplar
sus huesos vacíos
asustados de que aun el ensueño eterno pueda ser
despertado
asombrados de que un hombre solo, vivo y hombre
contenga tanto terrible poder en una sencilla verdad.
Nunca dejará de anticiparse la verdad por miedo a tu miedo
ni evitará pisar la uva roja de mis venas para el
paladar de tu boca
y seré vidrio molido en tu vientre y ortiga en tu oído
como toda aurora del cielo se abre camino a sangre y fuego
aunque corte manos, flores y muchísimas vidas de
inocentes.
Porque al fin de cuentas ¿qué es el amor?
sino muchísima sangre derramada.
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