Las rosas doblan sus grandes cabezas cargadas de olorosos pensamientos. Los gusanos se esconden avergonzados entre sus pétalos y beben el vino del rocío. Alguien durante la noche asaltó mi jardín y pintó sin mi consentimiento las rosas. No es que se vean feas, sólo que no quiero verlas tan hermosas sin mi mano. Yo las cuido a diario, las riego y les canto una canción sencilla antes de irme a dormir. ¿Por qué les pusieron espinas?... Entonces yo veo que ellas se vuelven a doblar un poco más, y hasta una que otra deja caer un pétalo mordido y golpeado por la carreta que hizo temblar mi jardín.
Querido amigo Rodrigo: con que facilidad comienzas tus relatos basandote en el detalle de pequeñas cosas y luego sorprendes al escurrirte por caminos de sueños. Te devuelvo el abrazo que me entregaste en el comentario anterior
ResponderBorrarLa noche mientras se viven otros sueños, tiene a veces esa desagradable iniciativa de llegar y remover sin permiso, las rosas de "olorosos pensamientos" en nuestro amado jardín y justamente lo que fastidia es que le ajusten esas espinas ya que todo cambia irremediablemente...
ResponderBorrarhablaremos de lo mismo? :-)
Abrazo GRANDE!
Daniel:
ResponderBorrarMe alegro de que viajes por mis sueños con tanta sensibilidad y cercanía.
Un abrazo.
Lorena:
ResponderBorrarLa idea de los sueños es que nos abren la mente para crear todas las asociaciones significativas personales. No hay interpretaciones correctas o incorrectas. La tuya, en todo caso, tiene mucho que ver con mi propio sentido. El jardín representa una parte muy íntima y sensible de mí. Allí hay amores, pensamientos, heridas y amenazas que dejan huellas...
Un abrazoooo.