lunes, 25 de julio de 2011

LA FLOR DEL MAGNOLIO

La niña enteramente vestida de blanco volvió la mirada temerosa hacia uno y otro lado, pero, al ver que nadie la vigilaba, se estiró cuanto más pudo con la mano temblorosa y alba para alcanzar la rosada flor del magnolio. El peso de su cuerpo se tensó hacia adelante como la cuerda de un arpa, pero el parapeto que la sostenía se quebró de vejez y frío. La niña lanzó un pequeño lamento de pajarillo herido y comenzó a caer y caer como otra flor del magnolio desgarrada por los aires.

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