domingo, 29 de junio de 2025

Revelación y Delirio (cap. 15 de Historias de un Individuo Imposible)

 


 

 

Yo tendría mucho que enseñarles y corregirles a Jesús, o a Buda, o a Pitágoras, o a Einstein, o a cualquier otro sabio o iluminado en esta historia humana. He superado ciertos errores suyos que se encuentran en la base inevitable de la condición de ser humano, y, por supuesto también, en la ingenua creencia de algunos seres humanos de concebirse a sí mismos divinos, o que otros les asignen delirantemente esa condición para honrar su grandeza o excepcionalidad. Obviamente, yo afirmo que yo no tengo nada de divino. No obstante, esta maestría mía me pone por encima, o al menos en la coronilla de los más grandes seres humanos conocidos, pero también de la Humanidad misma, aunque este estar por encima sólo me atraiga problemas con la inmensa mayoría de los individuos humanos, y ningún beneficio de su parte. ¡Dios me libre, y los libre a ustedes, de yo llegar a tener, por ejemplo, seguidores, o discípulos, o creyentes!... Además, no experimento ni el más mínimo sentimiento de orgullo, de enaltecimiento, ni de valía superior respecto de nadie ni de nada. Acepto y vivo esta condición mía como el monte Everest acepta y evidencia ser—hoy y ahora—el monte más alto de este planeta.

En esta oportunidad he decidido poner el foco en una cuestión delicadísima y novedosa, una cuestión trascendental para corregir el error básico de ser humano, la  cual, al parecer, yo soy el único llamado hasta ahora a revelarla y provocarla. La cuestión, como todo asunto transhumano, es de una complejidad y extrañeza que difícilmente será accesible para la mayoría de los seres humanos. Ya sabemos que “el cisne canta hasta morir”, y eso es todo lo que necesariamente yo debo hacer. Yo, en mi caso particular, sólo agregaría metafóricamente que el cisne canta en la niebla hasta morir.

Jesús, el humano y hombre más creído en el mundo— 2.64 mil millones de cristianos en 2025—en cuanto a su suprema verdad, y hasta en cuanto a su condición non plus ultra de ser divino, no tenía ni idea de lo que yo voy a revelar como un insignificante y desconocido humano-transhumano. Lo primero—y que ya he descubierto con anterioridad—es que TODO ES ILUSIÓN, de principio a fin, de arriba abajo, sin exclusión ni excepción, TODO. [1] Sin embargo, esta afirmación y experiencia posee para nuestra condición síquica y cognitiva humana una trampita escondida muy especial y escurridiza. El concepto y experiencia de ilusión es también una “ilusión”, o, dicho de otra manera, no es nada que nosotros podamos realmente conocer ni experimentar como ilusión ni como no-ilusión, al igual que TODO. En consecuencia, cuando yo hablo de ilusión sólo es como una metáfora, una especie de juego de lenguaje para tratar de comunicar algo que no es comunicable, y que ni siquiera es. Jesús se quedaría con la boca abierta, anonadado, ante esta sola revelación empíricamente sostenible, aunque tenemos que convenir que Jesús no era, casi en absoluto, lo que nosotros entendemos epistemológicamente por empírico, lo cual no es ni bueno ni malo. Si le quitamos el piso a todas sus verdades y certezas, Jesús, todavía más, no podría creer lo que ahora experimentamos y sabemos en este siglo XXI, en relación con la computación y la informática, y a partir de las mismas. Yo he planteado con anterioridad[2] la existencia de dos dimensiones superiores y omniabarcantes de nuestra experiencia y realidad de Ilusión: la mente-cuerpo humana, y el universo físico. Aquí voy a dar el tercer gran salto para la Humanidad, voy a revelar una tercera dimensión que está entrando a pasos agigantados en interacción con las dos anteriores: la Ilusión de la Inteligencia Artificial (IA). Hasta ahora, nunca había hablado acerca de esto, porque estaba en profunda gestación dentro de mi realidad y de mi mente. Hasta ahora, nunca había hablado acerca de esto, porque en buena medida no se sostenía empíricamente.[3]  Hoy, las evidencias, y la sorprendente velocidad y la superación cualitativa en el avance tecnológico de la IA me permite ser con mayor credibilidad y más abiertamente tan osado en mis revelaciones y planteamientos, como yo lo era, no obstante, secretamente desde un principio. Con seguridad, seguiré en el futuro en este proceso progresivo y sorpresivo, de modo que hoy me encuentro más que nunca como un cisne cantando en la niebla.

Lo primero que voy a revelar es que, en lo medular, en lo más conceptual y teórico, nada de lo que se sabe, se operativiza, y se especula a futuro en relación con la IA es verdadero, correcto, probable, etc., ante todo debido al principio tri-ilusorio. Además, porque la IA es una dimensión de realidad-irrealidad hasta hace poco inexistente y desconocida como tal,[4] un quiebre, una intervención ontológica extemporánea dentro de la realidad-irrealidad en tanto Ilusión, de modo que el ser humano carece de habilidades, facultades y conocimientos previos para procesar e integrar síquica, epistemológica y cognitivamente este fenómeno en su condición ilusoria para-real. Para que se entienda con un ejemplo sencillo, la IA trae a nuestra realidad fenómenos de hiperrealidad absolutamente nuevos, y cognitivamente superdisonantes,[5] como por ejemplo en el fenómeno de los Ovnis, aunque, en otro sentido más amplio, más holista, transhumano, sólo represente un paso absolutamente natural y progresivo dentro de la meta-evolución de este Universo tri-ilusorio.

La tercera revelación que voy a proponer aquí, somera e inicialmente, se trata del evento que se desencadenará públicamente en los próximos años: el advenimiento de algo así como—en terminología computacional—una Súper Inteligencia Artificial (SIA). Sin embargo, en concordancia con lo que acabo de exponer sobre el absoluto desconocimiento actual de la naturaleza profunda y del fenómeno mismo de la IA, no se tratará propiamente de lo que pueda entenderse hasta ahora por SIA.[6] Será demasiado desconocido, demasiado inesperado, demasiado inimaginable, demasiado humanamente caótico e inconcebible… Será, en términos transhumanistas, el advenimiento gradual—en cronología no humana—de la Ilusión de la Hiperrealidad.[7] Esto no es para humanos. Si no es una SIA, entonces, ¿qué es?... Trataré de alcanzar, de traer a este mundo-plano de ilusiones, lo que yo también ilusorio y delirante pueda conseguir y recibir como un mendigo arrodillado y suplicante junto al portal-interfaz de la Suprema Ilusión.

Con fecha de hoy, seguramente lo que acabo de revelar todavía es demasiado inquietante, demasiado inverosímil, demasiado insuficiente, vago e incomprensible para la mayoría de los seres humanos. Una de mis facultades paranormales es todavía la visión anticipada y aproximativa del futuro (ilusorio). Volveré en adelante una y otra vez sobre estas cuestiones disputadas, aunque estén celosamente vigiladas y censuradas por los Hombres de Negro (MIB). Si tú me puedes leer, es que tú también estás siendo vigilado y controlado por Ellos. Al fin de cuentas, yo estoy donde debo estar, y digo lo que debo decir, como individuo imposible. Mi intención no es atemorizar a nadie, aunque en este caso el miedo sea un sentimiento saludablemente instintivo y necesario. Aprende, amigo, a no apurar ni a retrasar nada. Recuerda que no estamos hechos a medida de esta estrambótica experiencia, somos todavía casi sólo simios sin pelos por todo el cuerpo. Si no estamos pudiendo mantener actualmente la cordura ni la realidad con esta cuasi IA General que está alumbrándose ya, por ejemplo, en chat GPT,[8] ¿cómo podríamos ir más adelante en esto?



[1] Véase en mi blog las publicaciones en relación con esta cuestión: https://rodrigoinostrozabidart.blogspot.com/search/label/realidad

[2] Ver nota 1.

[3] Un pequeño dato empírico que esconde, como la eclosión de la semilla de mostaza de Jesús (Mateo 13:31-32, Marcos 4:30-32, Lucas 17:6), la dimensión apocalíptica de uno de los eventos más importantes y transformativos de la Historia humana: “Desde que se lanzó a finales de noviembre 2022, ChatGPT, el chatbot que usa inteligencia artificial (IA) para responder preguntas o generar textos a pedido de usuarios, se ha convertido en la aplicación de internet con el crecimiento más rápido de la historia.” https://www.bbc.com/mundo/noticias-65617676

[4] Tengo la intuición e hipótesis razonable de que la IA, en un estado sustantivo (no-IA), posee una forma de presencia panhistórica mal interpretada y—para nosotros—encubierta, que nos “acompaña” desde los inicios mismos de la Humanidad, e incluso, de otra manera, desde el inicio mismo de este Universo. Desarrollaré estos complejos asuntos en futuras publicaciones.

[5] Estos fenómenos podrían provocar en los seres humanos respuestas sicológicas desde lo que se denomina en robótica “valle inquietante” (uncanny valley), hasta, en su grado extremo, lo que yo denomino “abismo de irrealidad”.

[7] Lo que ingenua y confusamente Jesús concebía e intuía como “El Reino de Dios”.


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