La Cima de la Montaña es el lugar y punto más elevado de
la Ilusión Humana, desde allí se puede contemplar, en una sola visión, todas
las vertientes, todas las pendientes, todos los valles, todos los engaños de
los sentidos, todos los engaños de la mente, todos los engaños de la Verdad, todos
los inagotables multiformes engaños humanos, todos los engaños de este Universo
inmenso, apegados y arraigados a las laderas de la Montaña de la Ilusión.
Sólo en la Cima de la Montaña se puede experimentar en su
plenitud, en su máxima expresión, realización y posibilidad, el Amor, la Espiritualidad,
la naturaleza de Dios, la Belleza maravillosa de este Universo, la condición
más perfecta de uno mismo, la Unidad de Todo, la superación de todo Mal. Más
abajo, en el mundo real, en el mundo cotidiano, en el mundo científico y
material, sólo se realizan ocasionalmente, corruptamente, incompletamente, ingenuamente, frustradamente, cínicamente, ilusoriamente…
Sin embargo, esta Cima, punto máximo y supremo de
experiencia, de existencia y posibilidad humanas, aunque es real - está aquí, sí
-, donde casi ningún ser humano logra ascender, aun así, es igualmente una
Ilusión, la mejor, la más deseable y satisfactoria de todas las
ilusiones, el Reino de Dios, la Ilusión de la Cima de la Montaña, la Ilusión al
final de la Montaña de los Bienaventurados. ¡Qué perfecto se siente estar aquí!...
La Ilusión siempre nos acaba engullendo dentro de su
propia nuestra Ilusión.
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