domingo, 13 de noviembre de 2022

Juventud Divino Tesoro

 

Algunos nacemos viejos. Nuestra infancia resulta desoladora, como un palacio pintado de amarillo, con mil habitaciones vacías, con un sol que hasta en verano divisas lejanamente tras los vidrios escarchados… Creías que era un palacio, porque jugabas - ¡qué bella siempre es la vida, jugando! -; pero acabaste descubriendo, al llegar a la adolescencia, que era un asilo de ancianos tenebroso, y tú, un abandonado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario