jueves, 3 de febrero de 2011

HERMANO

Hermano, acodados junto al reborde de este pozo de plata
dejemos que la luna caiga de nuestros ojos
mientras contamos las horas tuyas y mías
que el eco nos devuelve desde el abismo del mar .

Dejemos por ejemplo que nuestra madre muerta
nos bese ahora antes de dormir nuestros párpados por igual,
y déjame devolver esta vez golpe por golpe
al que te hirió con un latigazo
que tú pagaste con lágrimas por salvarme la vida.

Hermano, yo sé que el tiempo no regresará
para que pueda agradecer tu amor con ese amor
que en las noches de tu angustiosa incertidumbre
llorabas en silencio clamando.


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