Borren, lo suplico, ese DEBER SER por encima de todo
intocable, incuestionable, tirano, perfecto,
implacable, sabio y terrible.
Borra el inexistente y tuerto cansado ojo del Universo
que lo juzga, premia y castiga todo.
No temas, no cedas a la cómoda amenaza persuasiva del
cobarde y diminuto molusco humano
siempre escondido para sobrevivir y dispararte.
Basta de vivir geométricamente con los otros,
transando billetes morales,
narcotraficantes del bien y del mal, justificando necesidades
protocolares por amores imposibles,
mientras encima de ti, debajo de ti, adentro de ti,
las galaxias cuánticas no entienden nada,
no te deben nada de nada.
Tanta inmensidad a ti pequeño ser de un instante,
¡basta!, te ensueña libre puro poético liviano
insistente
desbordado
como una consciencia repentina que al nacer abre sus
ojos mira explosiva y llora
sin importar si está naciendo, o duerme, o muere
deshecha derramada en todo lo que mira, huele y toca.