Hermano del futuro, ven, pasa, toma
asiento a mi lado y conversemos... Deja ya de espiarme por la ventana, tras las
celosías, por lo alto de mi techo y bajo mi cama. Yo sé que desconfías de mí y
con justa razón. Soy apenas un hombre de carne y hueso, y mi alma tosca para ti
es semejante a la de un recién nacido… Tú sabes que te quiero, te busco y te
llamo, pero te rechazo con la cualidad de mi persona… No es suficiente que done
mis bienes a los necesitados, que ame a mi prójimo como a mí mismo, que alabe al
Dios eterno a cada instante, que me niegue a mí mismo para seguirte a ti, o que
te reconozca en el que sufre y en el miserable, ni que sirva ante todo a los
demás, no, ya no es suficiente... Aunque haga así, no quieres entrar a mi casa
y sentarte a conversar conmigo. Tú me conoces y sabes que todavía no estoy
preparado para el futuro, hermano del futuro, porque todavía no experimento
cómo se hace el futuro, presente dentro de mi propia casa… Dejé de buscarte en
el pasado, te busco en tus señales presentes y aun así no es suficiente… Pasa
ya, hermano del futuro… siéntate a mi lado y conversemos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario