Morir
es tan fácil
como
abrir la puerta y partir
sin
intención de volver;
morir
es detenerse sobre un puente
y
mirar hacia las aguas de color impenetrable
sin
saber si saltar
o
seguir adelante
hasta
el próximo puente.
Vivir
es mejor que morir
y
no es mejor que estar muerto.
Es
mejor vivir para las cosas bellas
y
no dejarse arrastrar por el lavado de la muerte.
Las
aguas de los ríos huelen a sal cuando anochece,
los
océanos huelen a ríos con la luz de la mañana.
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