1. No existe ninguna verdad, ningún
conocimiento, ninguna revelación, ninguna evidencia –desde la más
insignificante hasta la más irrefutable-- que no sea en alguna medida error,
desconocimiento, ilusión y engaño.
2. El ser humano no está facultado para
acceder a la REALIDAD tal cual ella es.
Sólo es capaz de algunos atisbos borrosos de realidad. Lo que ve, cree que es
como lo ve. Lo que escucha cree que suena. Lo que toca cree que es como lo
toca. Lo que siente cree que es real. Vive bien adentro de esta realidad meramente
virtual.
3. El ser humano necesita producir
verdades y conocimientos para ir descubriendo dolorosa y paulatinamente que no
son verdades ni conocimientos, sino prótesis para ayudarlo a rehabilitarse de su
invalidez de realidad. No hay otra manera de hacerlo.
4. Me entristece que el ser humano deba
despertar de su clausurada irrealidad por medio del sufrimiento. Es violento
despertar con un golpe, pero se despierta. Es violento despertar muriendo, pero
se acaba despertando.
5. En otro tiempo nos consolamos creyendo
en el amor de un Padre y de una Madre divinos. Ya la mayoría comprendemos que
no fue suficiente consuelo atribuir tanto amor a un Dios personal que,
demasiado lejano, nos deja hundirnos en el sufrimiento y en la precariedad. Ya
la mayoría sospechamos e intuimos que existen presencias Superiores mucho más
complejas y presentes que nuestro anticuado concepto de Dios.
6. Todavía necesitamos ser amados por un
Ser superior. Sin embargo, nos aterraría descubrir que su Amor se parece poco a nuestro amor humano.
7. Los seres humanos necesitan darse ánimo
unos a otros, decirse palabras esperanzadoras, ver las cosas por el lado
positivo, sentirse poderosos en el bien, ayudarse entre sí, amarse unos a otros,
¡Y ESTÁ MUY BIEN!, pero eso no los hace realmente
mejores.
8. Es la transmutación y evolución de la CONCIENCIA
lo único que hace profunda y trascendentalmente MEJOR a la persona humana.
Volverse hacia el interior de sí mismo es la manera de encontrarse primero con
la conciencia básica, la conciencia que te acompaña en todas tus acciones
diarias, las buenas y las malas, en tus nobles e innobles gestos, pensamientos
y creencias, pero que no llegan de ninguna manera a transfigurar tu conciencia en otra
conciencia desarrollada.
9. Sólo muy pocos podrían hoy asumir el
sacrificio, la autodestrucción, la renuncia, la autonegación de transfigurar en
un acto de voluntad su propia conciencia en
corto tiempo. Es demasiado fácil perder el rumbo y enloquecer en el intento
de transitar hacia el portal de la transfiguración de la mente, de la
conciencia y de la realidad.
10. La
destrucción de la realidad te enfrentará inevitablemente a la encrucijada de
dejarte destruir junto con la destrucción y la locura de la experiencia de un
planeta que se deshace, o bien afianzarte en la conciencia superior que has
configurado dentro de ti –si de verdad lo has logrado durante este tiempo de
adviento--, como si se tratase de un efectivo refugio antinuclear.
11. Tal
vez al comienzo te ayude Jesús, María, Jehová, Dios, Alá o Buda, pero si no has
trascendido tu propia conciencia independiente de toda divinidad, entonces no
podrás resistir la VERDAD. No hay ninguna divinidad más verdadera que tú mismo.
¡Conócete a ti mismo, porque el límite de la realidad será enfrentarte SOLO a
ti mismo!
12. Ya
no sigas buscando cubrir tu pobreza interior con el amor de Dios, ni con el
amor de nadie ni de nada. Sólo cree en tu miserable alma despierta y honesta
que necesita avanzar como un gusanillo desnudo, desde tu pobre miseria
interior, hasta alcanzar penosa y jubilosamente a tu alado DIOS profundo,
aunque en esto tardes otro millón de años.
13 No
obtendrás nada con ofrecerle a Dios el amor que le has tenido a Él o a tu
prójimo, ni tus acciones, ni tu fe, ni nada vivido, si no demuestras hasta
dónde has transfigurado y espiritualizado tu CONCIENCIA, incluso más allá de tu
amor.
14. Ningún
humano ha traspasado aún el umbral de la CONCIENCIA, porque no estaba accesible
a esta Era.
15. ¡Ahí
está! ¡Ha llegado!... ¡EL PORTAL DE LA CONCIENCIA!
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