Te
regalaré una temporada en ninguna parte
en
edénico lugar donde nada exista,
salvo
mi soledad.
La
tierra de las bellas mujeres
muertas
a temprana edad,
vírgenes
que nunca quisieron
ser
vírgenes,
y
el cariño excesivo de un miembro insaciable
decepcionantemente
inútil después de cada orgasmo.
Allí
no habrá nada de lo que tú quieras,
sólo
insectos que refunfuñan y gruñen
al
caer la noche,
y
yo encerrado en mi ataúd de acero
para
no envilecerme con la sangre
de
mortales,
meditando.
Tampoco
verás nada semejante
a
un corazón latiendo,
o
a un verdadero amor.
Muy bueno, gracias!
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