Mi
almohada de estrellas,
mis
humedales de sauces,
mis
cometas de niño.
Mi
almohada cansada
de
labrador de sueños.
Mi
almohada de nácar
bajo
las aguas de un río.
Mi
almohada oxidada,
mis
parpadeos de olvido.
Mi
almohada que vuela,
mi
almohada que llora,
como
el tañido del viento
entre
sus dedos de pinos.
Mi
almohada se hunde
hacia
los cielos primeros,
mi
alma que canta
el
respirar de las olas
en
caracolas de vidrio.
Mi
almohada se duerme,
y
ya no quiero
despertarla.