No
ames,
evita
el dolor,
vive
apaciblemente;
nunca
la brisa traerá para ti
el
lacerante olor de su lejano cabello
amarrado
a tu rostro,
nunca
su cuerpo de gacela
delineado
con el resplandor de tus manos
lo
enfriará alguna forma de muerte;
nadie
te impondrá esclavitudes
ni
beberá la sangre de tu tiempo,
y
ella pasará sonriente a tu lado,
--no
importa cuán bella y divina sean su piel y su alma--
y
puede que hasta un hijo imposible
la
acompañe de su mano,
pero
tu mirarás en paz
hacia
otro lado
sin
amor…
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