Tan
frágiles como el crujido de los puentes abandonados
cándidos
ingenieros de civilizaciones deshabitadas bajo el polvo
exhibiéndonos
unos a otros palomos inflados hasta aparearnos
hacedores
de realidades que se condensan en la cornisa de los párpados delineados de
negro
y
caen pétalos lacrimosos de primavera
cuando
ella en su máximo esplendor sensual
suspira
y alzando su falda rosa comienza a retirarse.
Tan
ciertos de que esto es cierto
tan
poderosos como el terror dentro de un sueño
tan
juiciosos como la araña que enmaraña su tela
y
tan pálidos e irónicos cuando al final experimentamos
la
evidencia de que esto se acabó.
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