Sobre el alma carnosa del día ingenuo
titilantes
origamis de seres inciertos
al
garete de dubitativos soles amables
desnudan
extremidades vegetales
y
se visten flores de orgullo
ancladas
en las noches.
Piel
extendida por los recovecos tristes
de
las ciudades subterráneas
grabadas
con uñas de frenesí
por
el silente aliento fugitivo
hacia
el perfumado índigo del sueño
del
pájaro de fuego abrevadero y lago.
¿Es
tan alto el cielo para el que no existe mirada?
¿Tan
ancha la espalda de la nada virgen
y
la vida de la piel humana que la cubre
tan
sensible
que
despierta la conciencia de todo un universo
en
nuestro instante brillante y tenebroso?
Con
una obstinada rabia agradecida
contemplo
que mi vida acaba
donde
todo siempre comienza
rosada
piel de niño moribundo.
hermoso texto lleno de intensidad
ResponderBorrarGracias, Recomenzar. Un abrazo por tu halago. Me representa.
BorrarTe diré que tu poema me llama, con la delicadeza de un buen final.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias, Eva, por tu sensitivo comentario. Un abrazo
Borrarque bello escribes te felicito
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