Ven,
hermano, vamos a jugar que somos buenos,
ven,
hermano, vamos a soñarnos de verdad hermanos
y
no dejaremos llorar a un niño en las esquinas
ni
volveremos la vista ante una mano;
vamos
a jugar que somos buenos
inteligentes,
pacíficos y sabios,
vamos
a dejar la puerta abierta
para
que entre el Cristo caminando.
Vamos
a jugar que somos buenos
y
que reír se hace incluso llorando.
Ven,
hermano, a jugar que somos buenos
para
que nadie se nos muera abandonado
y
en un instante, hermano, dejaremos que esta tierra sienta
No he fallado.
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