Bajo la copa impenetrable del árbol
celeste
tiritan mis pensamientos farolas
marinas
espigas de fuego regurgitadas del
alma
mientras el mundo se arrodilla bajo
un océano
de nubes galácticas y chispazos de
hielo
y las manos sin párpados se abren y
giran
risueñas volutas del empuje interior
que al encontrarse sorprendidas
unas con otras
rápidamente se abrazan
y se besan ardiendo
desnudas
porque saben que al instante
separará a la carne y al amor
el universo que nunca se detiene.
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