Al
despertar
me
dirijo al pequeño pimiento que crece en mi patio,
busco
entre sus ramitas al escarabajo verde
que
cada cierto tiempo regresa a comerse sus hojas.
Lo
tomo entre mis dedos y le transmito
que
el pequeño pimiento se contrae de dolor
y
se ennegrece cuando le arranca sus escasas hojas.
Entonces
llevo al escarabajo verde a otro árbol
y
logro que la naturaleza pase a través de mí
sin
daño.