sábado, 21 de septiembre de 2013

Mi alma





Dejo que Dios pulse las cuerdas de mi alma como una brisa pasa a través de las ramas del sauce.
No soy simplemente una piedra que se deja patear por el Dios caminante.
Si Dios quisiese podría impedir que yo afirmase: “Dios no existe”.
Me gustan las flores cuando se parecen a mí.
Me gustan el cielo y el mar porque siempre están jugando.
Mis ojos son espejos, ventanas y ojos.
Dejo que Dios venga a mí, como yo voy a él.
Yo soy Dios, pero nunca acabo de ser yo.
Tengo manos para acariciar el alma de los seres humanos.
Tengo dientes para morder y aun así vivir en la paz de Dios.
Un día más se ha ido y no le he impedido pasar a través de mí.