Si
me encontrase sobre una balsa
y
escuchase el retorcimiento de las olas
el
miedo del mar y su compañera la muerte
aplastarían
pavorosamente a mi alma,
pero
reposo sobre un diván aterciopelado
en
mi fortaleza construida sobre altísimas rocas
mientras
escucho el vaivén nocturno de las olas
hasta
dormirme.