Querer
salvarme
pero
regreso como rueda de vida
al
estado anodino de un cenicero melancólico.
Me
anima la sensación del cóndor
cuando
me invento planear tan alto
y
presiento que es posible lo imposible
como
que un cielo intensamente azul
se
vuelva pardo y estrellado.
Vivo
en mi presente inmóvil
moviendo
objetos con la mano
aprieto
tornillos y hasta quiebro vasos
pero
mi guía interno investiga
los
senderos de la muerte
con
la voluntad de diseñar chimeneas y puentes
para
huir como un santo peligroso de este infierno.
Dichosa
putrefacción del basural científico
prótesis
de la mente enferma
con
tenazas y tubos inyectados por los poros
en
una cama de cemento bloqueada por los cuatro costados
en
un hospital siquiátrico para empresarios y trabajadores
bailando
al son de la rumba tropical.
Me
despego de este viscoso percolado de mi sangre
en
repentinas omnividencias de caracol cósmico
babeando
luz y lejanías entre poemas inservibles
como
servilletas con marbetes de oro
arrojadas
en un tacho junto al wáter
para
la contemplación de mi propio impulso
que
se aferra a la existencia
como
el sostén de una rama a punto de quebrarse
agradecida
de su propia flexible gratitud.
Las
nubes bajan como ovnis que me abducen
y
adentro el agua de dios me pasea por mi planeta
el
planeta que voy inventando en mi desvarío
con
nombres, con puntos de vista, con empujones
con
los golpes del dolor y las matanzas próximas
o
tentaciones de ternura y lógicas de equilibrio
como
un luchador minúsculo contra el universo inmenso
se
contonea amenazante y ridículo.
Quiero
estar en la conciencia
me
agarro a la oreja de mi conciencia
soy
conciencia y me resisto a morir al final y ahora
soy
conciencia empecinada en trascender mi pobreza
soy
conciencia convencida de acrecentar el Ser
aunque
el día me imponga veinticuatro horas.
Yo
me confirmo haciéndome necesario
yo
me vuelvo divino si evito la muerte de los otros
yo
me salvo a mí mismo
si
me engullo el mundo
por
la garganta devoradora del mundo unificado.
Amigo un poema existencias donde los haya!
ResponderBorrarel deseo de trascender.
Siempre es un placer leerte.
Un abrazo