Mi
maestro Heráclito me enseñó
que
una lágrima de hielo quema
que
la negrura de la noche amanece
que
un niño al nacer muere
que
el Tao, Dios, Buda y Quetzalcóatl
son
una y la misma cosa,
como
ser y no-ser
como
el bien y el mal
como
tú y yo,
pura ilusión y absoluta verdad.
Genial maestro Rodrigo, Heráclito era un ciego que veía y esa contradicción no es tal. Ilusión y verdad tampoco son contrapuestos
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