En
un bulevar me encontré a un poeta
escribía
versos, soñaba, deliraba…
era
presidente, catedrático y delfín;
una
lagartija azul tomaba sol sobre su sombrero de arena
y
escupía sangre dentro de un pañuelo viejo.
Parecía
esperar a alguien,
no
a mí por cierto;
se
bañaba de cuerpo entero
dentro
de su vaso vacío
para
lavar la sangre de su pena,
y
apenas escribía un verso de esperanza
la
soledad lo borraba de tristeza.
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