El
vapor de los sueños huye de la sangre al terminar la noche
ninguna
súplica, ninguna mano, ningún te amaré
por siempre
impedirá
el despertar
--ni
la luna podrá continuar corriendo impunemente desnuda
los
archivos guardarán en sus nichos amarillentos mis versos
esos
enanos a veces furiosos, a veces cansados de llorar
juguetones
como los bosques que se esconden de la vista humana,
a
ellos no les importó si esto o aquello era absurdo y tonto
sólo
estuvieron en el lugar justo
sólo
callaron sin saber por qué
cada
vez que llegaba la hora de dormir
y
soñar.
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