Desde
adentro se progresa hacia la luz,
desde
la inconsciencia surge repentinamente el rayo.
Volveríamos
a ser náufragos de voltearse el mar
no
menos que el tuto de pollo en la desbordante cazuela.
Los
maestros de escuela levantan la negra uña del índice
para
demostrar el poder condecorado de su enseña real.
Los
patos chapotean buscando barro nuevo en el oro
y
las nubes de las pupilas rompen el oleaje de la siesta
que
se alarga más allá de lo debido en las escamas voladoras de los ciruelos.
La
alegría se abre camino como una barrena
que
gira chirriando al finalizar el estornudo del invierno.
La
materia gris se resiste al lamido de la muerte,
al
ladrido de la muerte,
al
laberinto de la muerte,
se
activa su encendido automático en la oquedad de las manos,
sopla
sobre la lumbre el arcano hombre de las cavernas,
los
girasoles de la nueva era aplauden y ríen
pero
el viento se estrella contra la cima de un glaciar y perece
igual
que las azucenas mueren sajadas diametralmente antes de tiempo.
Desmadejar
el tiempo que explota en una chispa terrible
por
los arrabales del alma giratoria
del
molino de atrás de la colina
parapetado
en el reverso de una exiliada fantasía
sin
miedo de ir siempre más allá
excomulgado
aun por la mismísima locura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario