domingo, 8 de julio de 2012

Vita brevis



Por la boca de un viento terrible
saltó a la vida mi cuerpo de barro y vientre
como un latigazo de pavesas deshojadas
sin orden al principio en alegría revuelta
de choques infantiles contra la insensatez del mundo
que al erguirse en una evolución quimérica
formaron las más amadas figuras
ellas, el centelleo veloz e intrincado de mi vida,
rápidamente volvieron a caer
acongojadas y grises al amasijo de la profunda tierra.
No lloremos la vida que se extingue,
no lloremos el amor que se acaba,
llorar sólo ensombrece el resplandor de nuestro instante.

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