Una rosa cortada en el jarrón de vidrio
un hierro fundido en sus espinas rojas
la mirada esquiva el fuego que nos ronda,
mientras el gato camina sinuoso sobre la repisa
y no la toca, ni un pelo negro suyo la toca,
mi mano sufre aunque no haya cortado un pétalo de la rosa
como el gato que juega con su propia ingravidez,
la luna también se pasea sensitiva por el balcón,
las luces de la ciudad se durmieron despiertas,
el sol las despierta a carcajadas,
pero ya es demasiado tarde
hoy la rosa se dobla sin fuerza
con el peso de la muerte
y el gato maúlla sobre el balcón
y se lava indiferente.
La vida que pasa ante nuestros ojos y de la cual a veces somos meros espectadores...Un bonito cuadro el que has dibujado.Un abrazo
ResponderBorrarde una rosa sólo queda su nombre
ResponderBorrar¿Y de un ser humano?
ResponderBorrargeneralizando?
ResponderBorrarNo, en realidad prefiero saber de ti...
ResponderBorrarde mí sólo quedará... el blog (para mi desgracia)
ResponderBorrarAntes de que nos vayamos,amigo,--antes de que queden sólo nuestros blogs-- si usted viene a Chile, le ruego que me avise para encontrarnos acá en Santiago y quedar juntos empachaos.
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