jueves, 24 de noviembre de 2011

Los condenados


Era un camión vestido de negro
con bolsillos secretos portadores de muerte
canción del patíbulo en el aliento de serafines
amontonados mirándose unos a otros
para morir por primera vez inocentes
morir así no más porque otro humano lo quiere
--así duele tanto morir.
Era el destino de las puñaladas
la voltereta asesina del criminal extasiado
del hombre que corta un racimo de vida
y se bebe tu sangre para no dejar rastros.
Era la mano escondida
la espalda perfecta para disparar a mansalva
el odio expulsado por el maná del cielo
que se hunde a mordiscos en los pliegues del alma
y con Dios o sin Dios
mata.
Era la llaga viva
la mirada en el vacío
la sonrisa helada
el beso frío
el adiós imposible.
Así muere el que mata.

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