Duele la sangre que corre
desbocada de las venas
abiertas a estocadas y balazos
mezclada con pagos de una muerte vendida
repentinas alzas de las acciones de matar
de un sepelio acompasado con sones de cumbia
de un general insecto con alas y patas humanas
de un presidente electo por la democrática mayoría
o en su defecto por un insecto tirano
o un minúsculo humano
que corre por la calle con un arma homicida
y se hace del trono de la humanidad
con el contubernio global de un internet
con las poses de una estrella insuperable
norteamericana o china
por los ratings de televisiones podridas
y vueltas por estetas a remozar
llora el mundo y nadie escucha
porque ríe de sí mismo también
y las cámaras lloran y ríen
ante uno y otro día veloz
vamos bien vamos bien
sube el oro y cae el dólar
vamos bien
pongámonos todos a vomitar
los que creen vomitan
y los que no creen también.
Sí señor, el mundo actual es un carnaval de sangre, en el que muy pocos se divierten.
ResponderBorrarla situación que decribes en el poema, con mucha más crudeza (y calidad poética) que la que yo utilizo para describir las mismas cosas es para estar vomitando sin parar. Pero me reafirmo: hay soluciones.
Menos mal que a lo largo del día leo otras cosas, que me alejan de este mundo cruel y desconecto, porque a veces me puede y me aplasta tanta iniquidad.
Te entiendo, amigo Durruti, te entiendo.
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