jueves, 9 de junio de 2011

LAS TABLAS DE LA LEY

Cuando todos se vuelven dulces, buenos, ingenuos, amorosos y santos; cuando todos te imponen la bondad y la santidad como una totalidad irresistible y necesaria... como una perfección que te la tienes que comer aunque te indigeste, simplemente porque así tiene que ser, entonces tú te revuelves, te violentas y vomitas la necesidad de la maldad compensatoria, de asumir la rabia, la suciedad de la fuerza opositora, violenta y salvaje, para que todo por piedad no sea un solo bien, una sola humillante bondad, una dictadura avasalladora del bien , una mentira de bien encubierto en violencia al otro asignado como mal, y en violencia de odio simplemente a la otra mitad del mundo y del universo, entonces lo das vuelta  todo con ese necesario impulso y asqueroso mal , con esa perversión compensatoria que lo disloca todo, que acaba también pudriéndolo todo, como unas fétidas flores del mal que infectan hasta el espíritu, que se resiste a tanto bien y amor, y que tú acabas, agotado de tanta muerte y desánimo, de tanto horror, queriendo dulcificar y volver tranquilo y sensato  y cariñoso y santo y puro… Y así sucesivamente en este agotador e insuficiente yin y yang. Bien y mal. Dios y demonio. Historia y condicionamiento humano... Hay algo más, sin duda que hay algo más. La superación de esta dualidad programática sobre un nuevo horizonte de una era todavía no nombrada, y ni siquiera imaginada, todavía sin profetas ni poetas. Entonces siempre viene uno que traza extraños signos en el aire, y todos se quedan contemplando por un corto rato entre indiferentes y conmovidos.

1 comentario:

  1. Querido Rodrigo:¡Que reclamo!, ¡Que disertación! Estupenda y el final, ni hablar, con todo el respeto, me saco el sombrero ante el borbotón de palabras que has hilvanado de forma magistral. Un abrazo. Te seguiré visitando

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