jueves, 11 de noviembre de 2010

Me gustan las tardes de domingo




 Me gustan las tardes de domingo
cuando me acuesto desnudo en mi cuarto vacío
me gusta el silencio del sol atrapado para siempre en mi piel
me gustan las violetas que se desangran debajo de mi ventana
me gusta el humo que se quema para volar más alto
me gusta deshacerme también y salir por el mundo
que conozco como la palma de mi mano.

¿Podremos olvidar?




¿Podremos olvidar dentro de los próximos cien años
las masacres de Nanking, de Auschwitz, de Siberia,
las masacres de Palestina, de México, de Chile,
los asesinatos a gran escala
de los militares latinoamericanos, norteamericanos
de las milicias africanas, asiáticas, chinas, europeas,
de las huestes vaticanas y de la Meca,
las bombas que unieron para siempre el cielo y la tierra
de este genocidio humano
de pobres gentes de este mundo
que quieren sólo vivir
hasta que tienen que matar?